miércoles, 7 de septiembre de 2011

...esperar


Esperar es ingrato. Uno se queda ahí, a las puertas de algo que tiene previsto hacer, y el momento no llega. Buscamos alternativas para que ese tiempo pase sin que nos demos cuenta, lo más rápido posible. Una revista, un vistazo al móvil, o darle dos vueltas más a aquel asunto que ya nos iba apareciendo en nuestros pensamientos cuando aún veníamos de camino. ¿Qué tiene ese rato que lo hace tan inútil? ¿Lo es por inesperado, por aparecer justo cuando menos apetece, por no avisar y sorprendernos sin nada previsto para llenar el vacío...?
Y si ese fuera el momento. Ese momento que esperábamos para tener nuestra gran idea. Ese espacio de tiempo donde dejar la mente en blanco y conectar con ese pobre cuerpo que nos acompaña siempre, a pesar de nuestra indiferencia. Esa oportunidad de conocer a las personas, a esas personas anónimas que por el simple hecho de llamarse así ya no merecen mucha más atención. Y si fuera el momento que el destino nos ha ofrecido para cambiar nuestra vida… o quizá estabas esperando a que ese momento fuera avisado con luces de neón para no dejarlo escapar. No malgastes un segundo. Son todos igual de válidos. Las experiencias que decidamos afrontar y disfrutar en esos momentos serán las que además de válidos los harán especiales. 

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