domingo, 22 de enero de 2012

... A nuestra suerte

Hemos dejado a los legisladores el poder de marcar las reglas. Hemos dejado a los jueces el poder de decidir como aplicarlas. En teoría lo hicimos así para vivir en armonía e igualdad. Ahora muchos legisladores aprovechan ese poder para lucrarse ellos y sus mas allegados. También muchos jueces, los de mayor grado de decisión, los del tribunal constitucional, son seleccionados cuidadosamente para que haya equilibrio de aquellos con tendencias políticas de uno y otro signo. ¿Pero no se supone que los jueces son imparciales? ¿Entonces como es tan importante que sean de izquierda o de derecha? Se me ocurre que, con tantas vergüenzas que esconder en el estamento político, mas allá de inmunidades, siempre es interesante tener en el tribunal los amigos suficientes para "velar" por los intereses comunes...a ellos.
Mientras tanto, para los ciudadanos de a pie, todo parece quedar lejano y casi fuera de toda responsabilidad. No recordamos ya que nosotros los elegimos, que nosotros marcamos las reglas y también somos cómplices. Siempre que nuestra indiferencia se camufle en una queja y no se sustituya todo por un análisis serio, sin bandos, y sobre todo responsable en un sentido profundo. Aquel que define que la indiferencia es la mayor de las culpas y que no hacer nada también es una respuesta... La de los que renuncian a vivir su vida y sus ilusiones y se acomodan a vivir una vida que no les pertenece acorde a las ilusiones de otros.

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