domingo, 16 de mayo de 2010

...el alquimista

Hace una semana, en mis ratos de avión y esperas habituales comencé a leer "el alquimista", de Paulo Coelho. Yo había oído muchas personas decir que era el mejor libro que habían leído y aunque he leído algún libro de él que me ha gustado bastante, tenía curiosidad por saber el motivo de esa opinión que ponía de acuerdo a personas, razas y culturas diferentes.
Llevo sólo unas treinta páginas y creo que empiezo a entender el porqué.
No he llegado al final, y no sé cual será mi impresión cuando quede atrás la última página; pero la esencia de lo que me transmitirá y, posiblemente de lo que habrá podido transmitir a muchos, está ya dentro de mí.
"El alquimista" es un cuento donde el protagonista es cada uno de nosotros y que, con una simplicidad casi infantil va marcando el camino para que cada cual encuentre su propia aventura; o mejor dicho, la recuerde.
Como el propio libro cuenta, hay señales que se cruzan en nuestro camino y que, si dentro de nosotros existe el convencimiento de seguir nuestra ilusión mayor, aquello por lo que sentimos que tenemos un lugar en este mundo, esas señales se revelan fundamentales, balizas en la niebla para un pesquero en alta mar, luces verdes intermitentes de la pista de aterrizaje de la siguiente etapa de nuestra vida.
Quizá para mí, más que un libro, posiblemente una señal. Una de las grandes. Una de aquellas que más que anunciar un giro, te avisan de un cambio radical.

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