lunes, 20 de diciembre de 2010

...mudanza

Miro a la ventana. A la ventana que fue mi conexión con ese jardín interminable de nubes de algodón y algún rayo estrepitoso. Una pasarela metálica que nunca recorrí, pero que ayudaba a orientar tu mundo, cuando las nubes cambiaron de sitio y ahora se encuentran abajo. Todo puede darte vueltas y perder su posición. Aquellas prioridades de siempre, ahora lejanas, tan abajo, casi no pueden verse... pierden su dimensión.
El corazón no deja difuminar nada, sólo guarda recuerdos, aguarda el momento y destapa esencias que nublan la ventana como el té caliente en una tarde lluviosa del invierno del Sur. Estas lejos y lo sabes.
Me gustó este lugar. Disfruté de él. Una ventana con vistas que unía mundos opuestos, conectaba océanos y me hacía crecer, en lo bueno y en lo malo como se suele decir. Con lo que dejas atrás y por lo que encuentras delante aunque en el tiempo no haya más nada que el ahora.
Llegan otros momentos, la vida sigue sucediéndose y reinventándose a cada segundo, proyectando en nuestras mentes lo próximo que viviremos. A veces los cambios son imperceptibles, ilusorios, todo parece una calmada continuidad. Pero otras veces un segundo es un mundo y dos ya la eternidad. Los vacíos no se llenan y hay que decidirse a actuar.
Cuando uno nunca valió para una revolución, sólo le queda el movimiento silencioso, perenne, constante, firme. En esas me encuentro, avanzando. Como el movimiento de las piedras de las pirámides en el antiguo Egipto, con un movimiento casi inexistente que sólo con distancia se puede reconocer.
Hoy miraba a la ventana, como tantas veces, y en el reflejo veía a otra persona. La misma sensación de calma y atemporalidad, pero un brillo diferente en los ojos, el de esa fuerza interior que muestra el camino y marca la diferencia entre desear y tener, esa llama que es la que te hace actuar.
Me voy mudando poco a poco, y eso no quita que pase alguna vez por aquí para ver que todo sigue en orden, pero dentro de poco os enseñaré mi nuevo hogar. Nuevas vistas. Personas de siempre. La conjunción perfecta en el camino a la felicidad... a esa felicidad que no es un destino, sino cada paso que das.

3 comentarios:

  1. Amigo, bien sabes que no importa la velocidad con la que se avanza, sino la dirección, y creo que tú ya tienes muy clara la tuya.
    Un abrazo.

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  2. En esas andamos todos. Momentos muy duros los del cambio, cuando no sabes que te deparará, incertidumbre, zozobra, tranquilidad, no lo sabemos, pero ya se verá.

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  3. El cambio siempre te lleva una situación de incertidumbre, lo que suele hacerlo un éxito, es que ese algo, como decía ese chico afortunado del comentario, tenga una dirección. A disfrutar del cambio!!

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