Bienvenido al momento clave. Es el momento de decidir si llegaste al punto de tu máxima incompetencia y vivirás muchos años (si tienes suerte y te mantienen) intentando anclarte en esa silla tan deseada pero sufriendo por dentro al saber que no sabes, que no lo controlas igual que controlabas cuando eras tú y sólo tú, o tal vez es el momento en el que sientes que todo comienza a fluir y que no sólo llegaste donde tu carrera merece, sino que has liberado todo aquello que tu interior tenía latente, y percibes que tu vida comienza a acercarse a dónde siempre quiso estar.
¿Tienes a un jefe que cree que hace su trabajo muy bien pero para ti es horrendo? Piensa por un momento que cuando tú lideres te puede pasar lo mismo. Recuerda que de ti pueden pensar lo mismo. ¿Y cómo puedo evitarlo? Quizá puedas hacerlo con una buena actitud y esfuerzo, pero sobre todo si eres consciente de que no eres tan bueno. Pregunta.
Pregunta, escucha y acepta. Se honesto. Haz ver que realmente lo haces para saber y no para que te agraden el oído. Ten en cuenta todas las opiniones, pues si son sinceras, son expresiones de una realidad, la de cada persona, y es muy importante, aunque no coincida con la mayoría, porque a esa persona también la tienes que liderar. Hay momentos para actuar homogéneamente y momentos para saber dar un toque especial a cada persona... ¿o es que tu no te sientes también especial?
Tiende una mano para impulsar. Potencia sus logros, no los hagas tuyos |
Otra cuestión es la gestión del conflicto. En un equipo que interacciona (y ojalá lo haga porque es la manera de hacerlo efectivo y desplegar todo su potencial) pueden surgir los conflictos. Intereses, egos, emociones. Recuerda que la armonía diaria y el liderazgo diario limita al máximo el conflicto y permite una rápida resolución cuando aparece. Recuerda también que un líder debe resolver un conflicto sin derrotados, aunque eso no significa que no haya que tomar partido, sino tomarlo por la razón y no por las personas. Tienes un equipo de personas inteligentes (se supone, si no no estarían en tu equipo), y sabrán entender.
Recuerda que no hay nada peor que romper tus ilusiones porque tu líder no sabe indicarte el camino. Recuerda como se siente uno en esa situación y haz lo imposible por no provocar lo mismo. Da ejemplo positivo. Y sobre todo, recuerda que de la primera persona que tienes que ser líder, es de ti mismo, y eso a veces es tan sencillo como admitir que no vales para gestionar personas, o simplemente, que disfrutas mucho más realizando los proyectos en equipo que desarrollabas actualmente con alguien que te supervisa. Serás más feliz y tu empresa lo agradecerá.
Imagen: inma-economia.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario