miércoles, 16 de febrero de 2011

...no puedes copiar tu misión

Dicen que si tienes claro lo que te gustaría ser, lo mejor es buscar una buena referencia y copiar. copiar todo hasta tenerlo totalmente interiorizado, hasta ser una imagen perfecta, y entonces conseguirás ser aquello que siempre quisiste, aquello que deseaste para completar tu vida.
Para ello, una razón de peso: somos al 99,9% iguales los unos de los otros y, por tanto, puedes convertirte hasta ese nivel de precisión en cualquiera, por imitación.
La verdad, no estoy nada de acuerdo con ninguna de estas afirmaciones. Es más, creo que puede ser en muchos casos el camino mas corto hacia el vacío interior total.
Por supuesto que no vamos a ir contra las matemáticas, y si hablamos de un 99,9% estamos diciendo que cuantitativamente, numéricamente, somos todos prácticamente iguales es una apreciación correctísima. Pero ¿y cualitativamente?
Yo miro alrededor y veo personas muy diferentes, y eso es porque el 0,01% es el importante de verdad. Es la pincelada definitiva de esa gran obra maestra que es cada ser humano.
Seguro que hay un ego dentro de nosotros queriendo imponerse, ser diferente, sentirse único. Pero no es al ego al que me refiero cuando justifico una diferencia tan abismal. Para mi la diferencia, la importante, es el propósito de cada uno.
El propósito, la misión. Aquello para lo que te tocó pasar por aquí en este momento y espacio determinado.
Mas allá de lo físico, más allá del ego, antes de que llegáramos y justo después de que nos vayamos de esta etapa terrenal, somos mucho más que similares, somos todos la misma cosa. Somos una fuerza común, una energía común, un único ser proveniente de una gran explosión de energía. Pero en esta etapa intermedia, en esta que vivimos como seres individuales a lo que perciben nuestros sentidos, sólo nos diferencia el propósito.
Parece divertido... pero tómalo en serio.
Sólo está en juego el resto de tu vida.
No hay dos iguales, son puros, únicos y homogéneos... todos aportan a algo superior, algo por encima de nosotros, algo global. Seguro que pensáis en mil casos de despropósitos más que propósitos, de tragedias y barbaridades, pero recordad que siempre he puesto por delante la ausencia del ego. Si no somos capaces de reconocer (no de ver porque nuestros sentidos no están preparados para eso) en el otro a mi mismo, si no consigo entender que el daño ajeno que imparta es el peor daño que puedo sufrir... y que sin duda terminaré sufriendo... si no entro en esta dinámica, las acciones en general estarán dominadas por la mente y el propósito será individualista, egoísta, falso.
Busca dentro de ti tu propósito y síguelo sin dudas. Todo alrededor, el mismo universo que te cedió la energía conspirará en tu favor... si lo trabajas. No puedes copiar el propósito de nadie... tampoco debes (aquí si podrías) copiar la exteriorización del ego de nadie. Esa persona que se siente llena por seguir su propósito no es el espejo del tuyo. Esa otra que solo vive del ego es justo lo contrario que deberías copiar, pues te aleja aun más de tu auténtica misión.
Conócete a ti mismo, y en esa originalidad del camino encontrarás la felicidad, que no es más que la paz interior.

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