martes, 29 de mayo de 2012

Con ganas de vivir y soñar

Hoy la noche estaba cerrada, nubes invisibles y luna escondida. El cielo negro se rompía en el cristal del coche con el destello de las farolas al entrar en la ciudad. Demasiado cansado para pensar. Atrás quedó el esfuerzo, los nervios, las risas, las celebraciones... todo. Ahora es el momento de llegar. Demasiado cansado hasta para dormir, demasiado agotado para salir a pasear. Las luces van pasando, es la única señal de movimiento en esta larga carretera oscura... donde el que pasas eres tú realmente.
Cansado y pensando cuántas veces nos empeñamos en sostener que todo pasa a nuestro alrededor, cuando la mayoría de las veces todo se mueve a una velocidad mucho más lenta que nosotros. Veo mi faro al final. Aquel donde enfoco mi mirada y mi vida cada vez que necesito encontrarme, aquel que tras alegrías o tristezas, tras aventuras o tedios acaba volviéndome a la única realidad. El paso del tiempo es un regalo, la sensación de que pasa una condena. Los días que se viven sin sentir que pasaron, una bendición tan escasa como nuestra propia mísera existencia. Una vez más llegué sin darme cuenta de que iba viniendo, sin darme cuenta del camino...una oportunidad más perdida de reconocer que vivía y no soñaba. Ahora si puedo ser plenamente consciente, y soñar.

Fotografia de franciscoacuyo.com

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