domingo, 25 de julio de 2010

...almas gemelas

Ellos sabían que había algo especial. No era la relación típica. Una conexión más allá de la amistad, del cariño, del amor, existía entre ellos. No necesitaban hablarse para saber qué necesitaban, ni siquiera necesitaban mirarse. Mientras otras parejas se quedaban extrañadas con sus risas al mismo tiempo y sus reacciones parecidas, ellos sabían que aquello siempre estuvo allí.... incluso cuando ellos no estaban. La energía siempre estuvo allí... miles de años atrás, millones de años desde aquella gran explosión donde todo era una sola cosa, donde el universo no era más que una estrella a punto de estallar.
Seguro que dos ondas muy cercanas salieron disparadas en aquel momento ancestral y estuvieron incansables buscándose de nuevo, añorando tanto tiempo atrás de formar parte de la misma entidad, y en su duro peregrinar, mientras se acercaban, no dejaron de dar la chispa de  vida a un cachorro de perro, calor al corazón de un oso polar, rumbo a una gaviota.
Un día esas ondas sintieron que algo les llevaba al mismo lugar, y con ellas, dos cuerpos anónimos perdidos por la ciudad. Una le lanzó a la otra un aviso luminoso a través de unos ojos verdes, y la otra sonrió desde él sabiendo que su alma gemela, millones de años después, volvía a estar a su lado. Hoy él esta lejos, muy lejos, viviendo la vida de cualquier mortal. Cansado pero sereno mira hacia el cielo y sonríe a la inmensidad. Al instante, ella se gira, respira profundo y esboza una sonrisa en medio de un sueño del que no quiere despertar. Sólo hay un océano que separa los cuerpos; prácticamente nada para dos almas gemelas que vivieron separadas toda una eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario