sábado, 13 de noviembre de 2010

...qué quieres ser?

Siéntate un rato y deja por una vez que el tiempo se aburra de esperarte. Coge lápiz y papel y déjalo frente a ti. Ponte cómodo y disfruta unos minutos sabiendo que no tienes absolutamente nada que hacer. Nada excepto sentir que estás allí, tranquilo, respirando. Durante este rato no pensarás en nada más que en ti. No hay amigos, familia, y mucho menos enemigos o problemas. Eres sólo una persona en calma, que reconoce y observa su respiración y que con cada inspiración va consiguiendo acallar esa corriente de pensamientos que normalmente inunda nuestra mente.
Vamos dejando ese torbellino de pensamientos y transformándolo en un lago en calma donde la paz, el bienestar y la relajación ha ocupado toda tu mente. Un lago de imperceptibles olas a ritmo de tu respiración, haciendo sólo un suave ruido de olas que no llegan a romper y solo pasan suaves de largo bajo el reflejo de la luna. Estás tranquilo, en calma, respiras...
Ahora toma el lápiz y anota en ese papel todo aquello que quieres ser o tener. Planifica el tipo de persona en que te quieres convertir a partir del conjunto de cosas que deseas. No tienen por qué ser cosas materiales, pero podrían serlo. Te darás cuenta que cuanto más sereno y en paz estés, cuanto más hayas conectado con tu ser interior y hayas conseguido acallar ese ego social que nos han ido implantando, menos materiales serán tus deseos; pero no te preocupes si aún así lo son.
Cuando hayas anotado todo, vuelve a leerlos detenidamente y trata de descubrir qué sensaciones se producen en tu interior conforme los vas recreando brevemente en tu mente, en esa mente aún en paz. ¿Hay alguno que al leerlo de nuevo te parece que realmente no es propio de ti, que no te reconoces en él? Si es así, bórralo.
Una vez hayas terminado la revisión, respira y sonríe. Cierra los ojos y busca de nuevo ese lago en calma donde los pensamientos no enturbian nada. Respira e imagina ahora cada uno de tus deseos como objetos o palabras que surcan el cielo, entre el lago y la luna, y explotan como fuegos artificiales, uno tras otros, dejando unos rayos de luz que se entrelazan y lo iluminan todo, transmitiendo alegría, paz y felicidad.
Abre los ojos. Sonríe y siéntete afortunado por haber conseguido ese momento de paz y de armonía. Guarda el papel y repite este ejercicio periódicamente usando la misma lista.
Solo marca aquello que hayas conseguido y tacha lo que ya no sea importante para ti. Añade tus nuevos deseos desando siempre que tu auténtico "yo", ese que sólo aparece en la paz de tu soledad cuando contemplas ese lago carente de ego y de presiones impuestas, sea el que dirija tus verdaderos deseos, tu camino, tu vida. Es sólo el principio. El resto sólo tú lo podrás comprobar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario