viernes, 5 de noviembre de 2010

...cada día una nueva vida

Si en muchas ocasiones decimos que la vida de cada persona es en sí todo un universo, creo que también podríamos considerar que un día cualquiera puede ser toda una vida. Marcamos ciclos internos con la referencia de la vida y la muerte como límites infranqueables (no seré yo ahora el que elucubre o teorice sobre aquello que pueda deparar el momento después a esa parte de energía que considero el auténtico ser de cada uno de nosotros), pero igual que los Mayas contaban de doce en doce, y nosotros marcamos nuevos pequeños puntos de reflexión al cumplir años, volver de vacaciones o estrenar nuevo año en el calendario; con actos de fe y renovados votos para nuestra vida, creo que cada día ofrece una fantástica oportunidad, con una periodicidad perfecta para ir viviendo una vida renovada y completa con cada salida del sol.
Si partimos de la base de que cuando somos plenamente conscientes de lo que ocurre en nuestro interior, el tiempo marcado por el reloj deja de ser quién marque el ritmo, y los días vividos en plenitud sentimos que duran más de 24 horas de reloj porque son atemporales (ni que decir sobre los que no vivimos en plenitud… que son directamente interminables) el día puede ser ese periodo suficiente para poner en marcha todo aquello que deseamos hacer.
Es tiempo más que suficiente para comenzar proyectos, para darles un paso más, para afrontar miedos e ir rompiendo con el pasado. Es el periodo perfecto para mirar adelante, saber que hay un camino que nunca te atreviste a frecuentar porque te veías incapaz de hacerlo, y decidir que hoy sí que será el momento de superarlo y dar el primer paso.  Puedes convertirte en un gran deportista rompiendo las fronteras de tus propios límites, las más importantes…también para eso da tiempo de sobra, para hacerlo, y para saborearlo después.
Sí, puedes hundirte en el dolor y la desesperación, puedes levantarte pensando que ese día mejor no vivirlo y deseando que el edredón te envuelva y no te permita salir. También nuestra vida pasa por esos días… quizá a veces merecemos y debemos tenerlos. Pero, ¿por qué más de un día? Tenemos todo un día para lamer heridas, lamentarnos del dolor, pensar en la desgracia y en la mala suerte y todo aquello que necesitemos hasta tener conciencia de qué ocurre en nuestro interior. Luego llega la noche y el universo nos da una nueva oportunidad, un nuevo amanecer, nuevas energías y un mundo alrededor lleno de vida, de alegría y de oportunidad. Lleno de personas que nos quieren y de personas que nos muestran, solo con una mirada, la tremenda fortuna que tenemos de no vivir sus dificultades. Es un momento para mirar al cielo, ver salir el sol, y empezar otra vez, una nueva vida.

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