lunes, 7 de febrero de 2011

...distancia

Todos tenemos en nuestra memoria aquellas clases de "Naturales" (a los menores de 25 años posiblemente esto les suene a chino, ahora se llama "Conocimiento del medio", casi nada) donde nos explicaron que el metro es la medida de longitud universal, que tenía como patrón una barra de platino que guardaban en París (para los que se interesen, ya se ha basado en cosas menos mutables con el tiempo, temp. etc como las longitudes de una onda de luz en un determinado contexto). También nos dijeron que con esta medida básica y sus múltiplos y submúltiplos se podrían medir todas las distancias de manera exacta.
Tomada de
http://movimientorugby.blogspot.com
Es cierto que si nos aferramos a esta referencia, las distancias son iguales para todos. Pero si nos dejamos guiar por otras percepciones, las distancias pueden llegar a ser tremendamente diferentes. El otro día me preguntaba, viendo las noticias, ¿que nos hace sentirlas como si estuvieran tan lejos? ¿Qué podía ser ese mecanismo del ser humano capaz de alargar hasta el infinito la distancia que existe entre nosotros y la mayor de las miserias? ¿Que barra de medir distancias usamos?
Esta bien, es cierto que Haití está lejos, pero durante un tiempo la sentimos muy cerca. Percibíamos el dolor de cada persona, el hambre, la sed, la llegada de la enfermedad. Era todo tan cercano que quisimos colaborar. Como aquel que ve como tu vecino de al lado tiene una avería en el gas y nosotros le dejamos que se duche en casa. Igual, pero mucho más aún. Aquello era muy grave, era una tragedia ¿Era?
No ha pasado tanto y parece que la distancia con Haití se ha vuelto a hacer infinita. Nos suena como un nombre lejano: "sí, recuerdo, sí... aquellos que tuvieron el terremoto... ¿era un terremoto no?" y volvemos a nuestros grandes problemas de cada día, tan terribles para nosotros, tan cercanos.
Haití sigue sangrando en la distancia, pero también Zambia (86% pobreza), La franja de Gaza (81%), India (200 Millones de personas pobres), y muchos países más. Nos queda lejos. Hay mucha distancia y sólo la suele acercar un árbol de navidad y algunas campañas publicitarias. Claro, es que está lejos.
¿Y en tu barrio? ¿Y ese hombre que sigue durmiendo en cajas de cartón a 4 grados bajo cero en el cajero donde tú sacas dinero cada día? ¿Y ese niño que sale al pasillo llorando cuando pegan a su madre en el tercer piso? ¿Y ese anciano respetable que ves por la noche revisando la basura para encontrar algo de utilidad que compense su pensión de mierda? ¿A que distancia están ellos de tu corazón? ¿La suficiente para hacer algo o lo necesitas todavía más cerca?

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo contigo, yo añadiría... si me lo permites, que mucho de lo cuentas tiene que ver con el grado de compromiso que cada uno tiene con su prójimo, porque muchas veces, sin percatarnos quizás destruimos la vida de las personas, con comentarios hirientes, con frases lapidarias, con actitudes hipócritas, con desplantes injustificados, etc.

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  2. Hola Fran. Gracias por participar. Estoy de acuerdo contigo en que los valores (entre ellos el compromiso) marcan nuestra conducta, y que además las palabras son el arma más poderosa, como siempre se ha dicho. Sólo matizar que uno debe estar por encima de los comentarios de los demás (si, no es sencillo) pero creo que si nos enfocamos en seguir unos valores y dar el 100% que tengamos en cada momento en lo que hagamos en cada momento, seremos más inmunes a la crítica, pues no tendrá justificación.

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