sábado, 16 de abril de 2011

...culpable

"Eres culpable y pagarás por ello". Había recorrido ya 3 manzanas más de esos bloques de edificios grises y aún esa frase retumbaba en su mente. "No podía saber nada", pensaba. Un pobre indigente, haraposo, sucio, demacrado y tembloroso. Pero el caso es que no podía olvidarlo. Esos ojos vidriosos que se clavaron en él durante todo el recorrido de la acera hasta que una voz rasgada por el alcohol rompía la armonía de sus pasos. Giró el cuello y ahí estaba, desparramado en el suelo, pero sin perder de vista su mirada.... "un loco imbécil más que ha dado esta sociedad"... pensó y siguió caminando hasta la puerta de entrada del juzgado.
El juzgado era ya como su casa, conocía las salas, los pasillos... las personas que trabajaban allí. Personas que celebraron a lo grande un puesto "fijo" en la administración y que ahora se afanaban en encontrar la mejor manera de conseguir que el tiempo pasara rápido para salir de aquella prisión sin barrotes, de aquel pacto con el peor diablo... aquel que conjugaba un sueldo decente, seguridad y comodidad; llevándose a cambio la satisfacción personal, el crecimiento profesional y el sentirse vivo disfrutando de lo que uno hace cada día. Pasó los controles, avanzó a la sala y comenzó el juicio. Todos lo respetaban.. era el juez. Pero aquella noche, al volver de casa, triunfador de nuevo ante todos aquellos que lo reverenciaban a su paso,  le confesaría a su mujer, que quizá no el juez, pero si el hombre, también era un culpable mas.

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