jueves, 18 de noviembre de 2010

...basura

Nos empeñamos en tragar basura.  No hace falta comerla, entra por los ojos, por los oídos, la puedes encontrar prácticamente en cualquier lugar. La basura encumbra princesas de pueblo que serán los próximos muñecos rotos con los que seguir creando basura. Viene envuelta en brillantes diseños y glamour desbordado. También la puedes encontrar en los políticos ambiciosos. Los que aparecen en televisión para desparramar la basura en todas las casas y también en ese de tu pueblo, de tu barrio, que sabe esconder la basura debajo de tu alfombra sin que te des ni cuenta, dándote la mano con una sonrisa al mismo tiempo. También son basureros muchos periodistas que dedican más tiempo a analizar la audiencia de su último “reallity” que en dedicar minutos a difundir el horror que viven otras personas en la miseria y entre la única basura real e inevitable por la complicidad de todos. La mayor basura es la moral, y casi siempre la provoca el dinero. La ambición nos mantiene encerrados en basureros controlados, donde nos hacen ver que nuestro destino en este mundo es seguir remando, sin saber dónde va este barco, sin saber por qué… sin ni siquiera tener muy claro si estamos en este barco porque queremos, o porque nos han dado ya tanta basura que ahora no podemos vivir sin ella.  Ni se te ocurra decir que no te gusta la basura. Serás señalado, criticado, ninguneado, apartado. Nadie entenderá que cierres tus ojos y tus oídos a la mierda que nos hacen ver y oir, que no comas la porquería que te quieren dar o que quieras salirte de ese barco y cultivar otros alimentos, más honestos, más sanos, más puros.  Si haces un poco de fuerza, si varios personas de tu alrededor empiezan a entender que todo no es más que una sucia conspiración, un vil plan de unos pocos que viven mucho más arriba de donde el olor de la basura llega (en casas acondicionadas frente a los olores y la suciedad, donde en sus jardines crecen árboles donde fructifica la riqueza y el dinero, el poder y la ambición), si tu voz consigue esto,  te convertirás  en alguien peligroso, y es posible que mucha más basura caiga sobre ti. Hay una solución. Todos la sabemos y está a nuestro alcance.  Deja de tragar basura y recuerda que tus hijos copian todo lo que tú haces, piensa qué quieres para ellos. No se lo merecen y además, pueden sacarnos a todos de este basurero para siempre si nosotros damos el primer paso, educándolos.

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