miércoles, 17 de noviembre de 2010

...era ella (y fin)

¿Qué podría hacer ella aquí? Tantas veces comentaron sus historias de Sevilla, sus fines de semana de hermandad con los amigos, la sensación de que esa ciudad era algo más para él que un destino de movidas juveniles… que quizá ahora, años después, se había decidido a verla con sus propios ojos. ¿Pero justo ahora? ¿Justo en este momento que yo paso por aquí?... es que aún el destino me reserva un nuevo golpe, un poco más de dolor… se me hace tan difícil pensar en una segunda oportunidad.
Iba sola, eso sí. Al menos podría hablar con ella con tranquilidad, saludarla, tomar un café por los viejos tiempos. Quizá, si su corazón no se aceleraba y conseguía verla como una vieja amiga podría darle un paseo por la ciudad, descubrirle esos rincones que sólo alguien que vive aquí conoce y puede disfrutar. Pero es que es Ella...
No eran momentos de pensar más, y dejó que el instinto lo guiara. Y el instinto lo tenía claro. Salió acelerando el paso en dirección a donde ella iba caminando, y terminó trotando a su encuentro con el temor de poder perderla de vista. Conforme se acercaba su cabello rubio brillaba más, su forma de moverse le traía más recuerdos, su vida iba y venía como en uno de esos thrillers donde no te enteras de la película hasta que todas las partes se unen al final.
Llegó lo suficientemente cerca para tocarle el hombro mientras terminaba la carrera y mientras ella se volvía él le dijo en un perfecto danés: “¡Hola Hanika! ¡me parece increíble encontrarte aquí!”. Ella, girándose hasta quedar de frente, le miró a los ojos y le dijo con una mueca divertida: “perdon me? I don’t understand”. Patrick quedó petrificado. Jadeando por la carrera, totalmente desorientado al ver una belleza como aquella, pero no la belleza que él esperaba encontrar, aunque eso sí, muy feliz de que en su país el inglés fuera un idioma casi tan usado como el danés.
Sonrío y le dijo: “Perdona, pensaba haber visto a una vieja amiga, venía corriendo antes de perderla por si le apetecía tomar un café. Espero no haberte molestado”.
La joven, aún sonriendo y con cierta ternura al ver la cara avergonzada de Patrick, le respondió: “Bueno, creo que un café en una terraza cerca del Guadalquivir pagaría con creces este malentendido, ahora iba caminando para allí”.
“En el fondo no me había confundido, es Ella”  Pensaba Patrick sonriente mientras el sol reflejado en el Guadalquivir le hacía cerrar un poco los ojos y la imagen frente a él, difuminada, sólo podía ser la de un ángel, su ángel. 

2 comentarios:

  1. Jo, excelente microrelatio! Quizá podrías ilustrarlo con alguna foto en cada post. Como por ejemplo esta http://www.absolutsevilla.com/biblioteca-del-prado-de-san-sebastian-%C2%BFcultura-si-o-no/
    Si citas el autor o la fuente no suele haber problema de copyright.

    ResponderEliminar
  2. Hola Pablo. Tienes toda la razón!!... En el blog anterior "curraba" un poco más los textos con enlaces, fotos, es este que te dejo aqui, pero ya está sin actualizacion desde hace siglos!(http://preguntascontrampa.blogspot.com/). En éste intentaba dejar sólo palabras, pensamientos, relatos.. dejarlo un poco más "en crudo", pero es cierto, que cuando uno hace un relato, cuando intentan tambien transmitir imágenes, alguna de vez en cuando ayuda en el viaje!! (lo mismo le tengo que pedir una a mi amiga del blog "Visual Paths" que está en mis lista... como fotógrafa con sensibilidad hay pocas mejores que ella... gracias de nuevo por pasar por aqui. Cuídate mucho.

    ResponderEliminar