
Kilómetro diez y ni asomo de dolores. Ritmo bajito, sí, algunos me pasan rápidos, pero mi pelea no es con ellos. No es con nadie. Es sólo conmigo. Con ese chico que hace algo más de un año se cansó de poner excusas para hacer deporte y de soportar dolores en sus tendones y músculos. Hoy ni me reconozco.
Todo sigue fluyendo con mucha facilidad y tras este repecho voy a llegar al kilómetro doce! Parece que no funciona el podómetro. Bueno, da igual. Si deshago el camino y llego a casa haré los veinticuatro. Pero hoy estoy muy bien, ¡hoy haría cuarenta! Calma campeón que ahora viene lo duro, dentro de poco tendrás que ir empujando hacia delante ese muro de ladrillo invisible que define tus límites. Kilómetro dieciséis. Hace meses que no corro más de quince. Es genial. Me sale una sonrisa casi sin querer. Soy un privilegiado, aquí corriendo, ensimismado en mí y este ritmo de zancada. Sin problemas, sin preocupaciones. Disfrutando de esta maravilla de mañana y este paisaje alrededor. ¡Cuántas personas no pueden correr, ni siquiera caminar! Y cuantas muchas pueden hacer esto y mil cosas más pero no saben disfrutar de todo aquello que les puede aportar. Kilómetro veinte. Apuro el gel de glucosa y el agua. Estoy a solo uno de mi límite de siempre, pero me encuentro bien. Es emocionante. Otra oportunidad de hacerte más fuerte, de superar tus miedos, las barreras que tu cabeza te marca. Si haces estas cosas puedes hacerlo todo. Todo depende de ti. Todo lo que imagines y le pongas voluntad puedes hacerlo. Todo.
Kilómetro veintidós! Muy bien. ¡Lo has conseguido! No sé si es el frío, pero tengo los vellos de punta. Disfruta. No dejes de disfrutar. Sonríe. Inspira y disfruta el momento, pero recuerda que no has terminado aún, puedes más. Solo queda el final. Esas tres pendientes suaves pero que ahora quizá te cuesten. Y tu decías que harías cuarenta. Fanfarrón. Duele un poco el tendón de Aquiles, pero tú no le hagas caso, es un viejo conocido, un poco gruñón, pero hoy no podrá impedir nada. Lo vas a conseguir.
No te aceleres por la emoción. Hoy no se trata de ir rápido, se trata de llegar. Último giro y ahí está mi casa. Genial. ¡Genial! Sonríe y disfruta esos veinticuatro kilómetros. A ver, dos horas y cincuenta y tres minutos. Je,je. No has batido ningún récord pero ¿qué mas da? lo que has conseguido es aún mas importante que eso. Hoy me voy a la ducha pensando que los límites no existen cuando le pones ilusión, voluntad y constancia. Y que es fantástica la sensación de ir haciendo camino hacia ellos, paso a paso. Una nueva lección impagable. Esto no se queda en mi cabeza, en cuanto llegue lo escribo en el blog.
Lo que me faltaba para completar un día muy especial. Cuanto me alegro amigo. La ilusión puede con todo. Me he emocionado leyendo el post. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar