lunes, 12 de abril de 2010

…maduramos

Es un ejercicio interesante observar cómo vamos madurando (envejeciendo también, pues son cosas diferentes, aunque a veces relacionadas).
Muchas veces nos falta perspectiva para verlo en nosotros mismos, pero sí que tenemos la distancia suficiente para apreciarlo en los demás.
Se nos pone cara de responsabilidad, a veces pensamos un poquito más lo que decimos, intentando rebuscar en un armario de memoria seguro que más lleno, pero como algún comprador compulsivo, no siempre con cosas muy útiles.
La vida nos marca, nos va dando alegrías, vivencias interesantes, recuerdos inolvidables. También, como buen toro de lidia, atacamos con nobleza al picador de las desilusiones, los desencantos, las frustraciones de otrora fulgentes deseos de juventud.Agachamos la cabeza, seguimos empujando mientras las fuerzas aguantan, y acabamos cediendo a la cruda realidad.
Es cierto que nos cuesta vernos cómo hemos ido madurando, pero yo al menos os tengo que reconocer que cada día más:
-Saboreo el vino como si encerrara el misterio de la eterna juventud.
-Acaricio como si la piel que toco me insuflara el amor que sólo alguien te puede regalar.
-Respiro en una tarde lluviosa como si purificara el cuerpo y el alma.
-Beso intentando encontrar cada pliegue de esos labios, laberinto de pasión.
-Como disfrutando de un ritual ancestral de purificación en la vuelta a lo primario, al ciclo vital.
-Imagino con fiereza y juventud como si la proyección de los sueños fuera el mejor recuerdo de que somos lo que tenemos, pero también lo que tuvimos y soñamos con tener.
-Vivo cada día como si usara el mejor juguete que existe, aquel que nadie puede regalar.
-Escribo sin saber muy bien porqué……..

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