lunes, 12 de abril de 2010

…mi juguete

El corazón late fuerte y el estómago se aprieta. Un poco de angustia y de tristeza. Quisiera ser un niño pequeño para reclamar con gritos y lloros mi juguete, para así disolver esta sensación de que me quitan mi  de las manos lo que mas deseosin ni siquiera haberme portado mal. Pero no soy un niño, y aunque tenga la ventaja de saber que es pasajero, que tras unos días todo volverá, no me siento mejor. La vida muchas veces se basa en el equilibrio entre aceptar y pelear. Cambiar lo que nos hace infelices y se deja mover, y aceptar lo inamovible cómo único camino para avanzar.
Yo aún no se todavía si debo pelear o debo aceptar esta situación, de ahí la amargura. Pocas cosas provocan más dolores de cabeza que la indecisión.
Quiero seguir pensando que está en mis manos, que depende sólo de mí…porque, de hecho, es así.
Sólo hay que valorar, comparar y tomar la decisión. Quizás ni siquiera requiera pararse con calma y analizar, sino simplemente emular esos ordenadores de los helicópteros que miles de veces por segundo evalúan todas las coordenadas para mantener a esa libélula de acero en el aire. Pero ahora que lo pienso, tengo un interior de mucho más que circuitos integrados como para reducirlo todo a eso, a corrección de posición en tiempo real. Ese no será el camino para recuperar mi juguete.
Mi juguete más preciado, la libertad, volverá en menos de dos semanas. Y con ella, tú, la persona con la que más ganas tengo de compartirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario